“Sagrado corazón”, Deneuve
(Grabaciones en el mar, 2012)
Por Javier Escorzo. Publicado originalmente en Mundopop.
Deneuve se separa y, aunque cueste creerlo, el Gobierno no declara tres días de luto nacional. Las portadas de los periódicos no se hacen eco de la noticia y las banderas no ondean a media asta, pero algunos sentimos que hemos perdido a uno de nuestros grupos favoritos y repasamos su discografía mientras nos agarramos al clavo ardiendo de su epitafio, “Sagrado corazón”, un disco tan bello y doloroso como lo fueron los anteriores.
Y es que así ha sido siempre Deneuve, una mezcla extraña de vitalidad y melancolía, de guitarras distorsionadas y violines, de poesía y desolación.
Empezaron como grupo culto y en poco tiempo ya eran un grupo de culto. En sus letras abundan referencias de todo tipo: musicales, cinematográgicas, artísticas, literarias y en este último disco, también religiosas. Las once canciones con las que nos dicen adiós se mueven en las mismas coordenadas líricas y musicales en las que han desarrollado toda su carrera.
Así, “Canción de amor para Alma Mahler” es una reflexión sobre la infidelidad y el sentimiento de culpa. “Onda Pasadena”, elegante y pegadiza, suena como deberían sonar todos los singles. “Humillación y estrella” es un pequeño mar de calma tensa que estalla en la descarnada “La Sábana Santa”. Y “Playa Derrota” contiene un homenaje sincero y emocionante a Pedro San Martín de La buena vida.
En definitiva, once canciones como once puñaladas. Hermosas, sí, pero puñaladas al fin y al cabo. Puede que no maten, pero su cicatriz adornará para siempre el corazón del que las quiera escuchar. Verdaderamente, este es el adiós salvaje de Deneuve.