Por Javier Escorzo. Publicado originalmente en Mundo Pop.
La historia de McEnroe es la historia de unos amigos que no pueden pasar juntos todo el tiempo que quisieran. Cuando consiguen reunirse les gusta encerrarse con unas cervezas en el local de ensayo y escribir canciones. Lo cuentan así, como si nada. Parecen no ser conscientes de la importancia que su música ha adquirido para miles de personas. La naturalidad que preside su vida y su música es una de las claves de su éxito. Éxito, sí: por mucho que a ellos no les guste esa palabra. Porque McEnroe se ha convertido por derecho propio en uno de los mejores grupos del rock español de los últimos años. Al habla Ricardo Lezón, guitarra, voz, y en esta ocasión, portavoz del grupo (de amigos):
P.- Cumplís diez años como grupo.
R.- Bueno, en realidad diez años parece mucho, pero diez años nuestros serían como tres años de un grupo normal. Como vivimos en ciudades diferentes y hemos estado cambiando mucho por temas de trabajo, uno se iba, otro venía… No hacemos una vida de grupo día a día. Generalmente casi siempre que nos juntamos es para hacer algo: sacar un EP, grabar un disco, preparar algún concierto… Pero no hay un día a día de grupo. Te lo digo porque yo mismo me asusto. Pienso que llevamos diez años ya y no tengo esa sensación.
P.- Tuvisteis un primer período de autoedición en el que sacasteis una maqueta, un disco y un EP. ¿Cómo fueron aquellos inicios de McEnroe?
R.- Sí, grabamos la maqueta, que en realidad no era una maqueta al uso, sino que tenía muy buen sonido, porque tuvimos la suerte de grabarla con un amigo nuestro que tiene un estudio y consiguió un sonido muy bueno. Sacamos aquellas seis primeras canciones que las grabamos a los tres meses de juntarnos, más o menos. Tuvo cierta repercusión, de hecho algunas canciones salieron en una película que llegó a estrenarse (se refiere a “Agujeros en el cielo”, de Pedro Mari Santos). Vendimos todas las copias y juntamos un dinerillo, que tampoco era mucho, pero nos permitió hacer un viaje, irnos lejos a grabar con alguien que nos hacía ilusión, creyendo que la de McEnroe no iba a ser una historia muy larga, y nos fuimos con Paco Loco. Le mandamos las maquetas, le gustaron y grabamos con él el disco. Después vino una separación fuerte, se fueron varios miembros a Madrid y a otros lugares y grabamos “Trébol EP”, que lo grabamos en casa, es sonido casero, porque estábamos solo dos miembros del grupo. Y luego ya vino la grabación de “Mundo marino”, que fue el disco con el que nos llamaron de Subterfuge.
P.- Creo que primero lo grabasteis por vuestra cuenta y luego os llamaron de Subterfuge, ¿no?
R.- Sí, lo grabamos nosotros en una casa de campo en Burgos, con un sonido muy maquetero. Luego decidimos regrabar algunas canciones en estudio. Fue un proceso muy largo, estuvimos casi dos años con ese disco. Y efectivamente, fue este disco el que escucharon en Subterfuge y con el disco ya hecho decidieron sacarlo.
P.- ¿Se os abrieron muchas puertas al grabar con una discográfica importante respecto a la época de autoedición?
R.- Sí, notamos mucha diferencia, aunque McEnroe en el catálogo de Subterfuge siempre ha tenido un status un poco especial, no es un grupo que vaya a llegar a mucha gente. Yo creo que fue una cosa más de gusto personal de Carlos, una apuesta por algo que le gustaba de verdad y sí notamos más conciertos, pero de todas formas creo que “Mundo marino” pasó bastante desapercibido. Nosotros nos emocionamos mucho, pudimos tocar en sitios en los que no habíamos tocado jamás, pero tampoco fue un cambio muy grande de verte metido en la vorágine…
P.- Sí, es que habéis ido creciendo paulatinamente. De hecho el siguiente disco, “Tú nunca morirás” sí que significó un poco la explosión de McEnroe, dentro de lo que es McEnroe y la escena en la que os movéis.
R.- Sí, “Tú nunca morirás” fue una apuesta muy fuerte. Siempre hemos estado juntos los mismos y queríamos ver dónde podíamos llegar. Nos apetecía trabajar con alguien de fuera para descubrir que era lo que veía en nosotros y también qué nos podía enseñar. Coincidimos con Abel (Hernández) en un concierto que vino a vernos, nos dijo que le gustaba mucho y ahí nació la idea. El espíritu era el mismo, pero con la ayuda de Abel y nuestras ganas de aprender y probar cosas salió exactamente el disco que soñábamos hacer. Ayudó mucho el hecho de que Abel estuviese como productor. Desde el principio las críticas fueron muy buenas y también notamos que había más gente. En ese momento sí que notamos un cambio, sobre todo por las críticas; veíamos que había gente a la que le gustaba.
P.- Y a principios de este año editáis “Las orillas”, que sigue la estela del anterior en cuanto a que la aceptación y las críticas continúan siendo muy positivas.
R.- Sí, el disco anterior nos sorprendió, pero creo que “Tú nunca morirás” fue más despacio, al principio tampoco tuvo mucha repercusión y con el tiempo la gente lo fue descubriendo y se fue haciendo más conocido, y reconocido también. Con “Las orillas” hubo un cambio, intentamos emplear todo lo aprendido con Abel, pero el planteamiento fue mucho menos ambicioso: tenemos estas canciones, nos apetece irnos fuera, a Sevilla, y vamos a hacer un disco más de banda, de estar juntos toda la semana pensando solo en el disco y viendo qué puede aportar cada uno. Pero todo muy natural, muy sencillo. No pensamos mucho en qué va a pasar o qué van a decir, pero nos sorprendió muchísimo, primero que había mucha gente esperándolo, y segundo que las críticas eran muy positivas. Suponía un cambio en nuestra música, veníamos de un disco más sofisticado como “Tú nunca morirás”, y este es mucho más sencillo, pero el recibimiento ha sido muy bueno, y eso nos ha sorprendido muy gratamente.
P.- Con “Las orillas” ha entrado en McEnroe Oliver Arson, que ya colaboró en “Tú nunca morirás”, pero ahora es ya un miembro del grupo. ¿Se ocupa de la parte electrónica?
R.- Conocimos a Oliver cuando estábamos presentando “Mundo marino”. Vino a la grabación de “Tú nunca morirás”, ahí ya teníamos amistad, porque esto sobre todo es una relación de amistad personal. A nosotros nos gustaba mucho la música que él hace, ambiental, electrónica… Y poco a poco nos hemos ido acoplando de una forma muy natural. Trabajamos juntos en “Naoko”, hicimos juntos esa canción. Empezó a venir a los conciertos… No fue una decisión de un momento, sino que cuando empezamos a preparar “Las orillas” Oliver ya era uno más, pero no hubo una ceremonia tipo “El rey Arturo” (risas), fue una cosa muy sencilla y muy natural. Él le ha dado mucha profundidad y mucho paisaje a las canciones, ha sabido acoplar muy bien el terreno que domina con el nuestro.
P.- Algunos de los adjetivos más utilizados para calificar vuestra música: rock tranquilo, introspectivo, reflexivo, nostálgico, intenso, cálido, detallista… ¿Cómo la definís vosotros?
R.- Bueno, siempre he sido muy malo para estas cosas. Nosotros cuando empezamos a tocar no teníamos ni idea. McEnroe empezó con dos críos que no sabían tocar nada, pero que desde el minuto uno queríamos hacer canciones, y que esas canciones dijesen algo, que sirviesen para expresar lo que teníamos dentro. Y hacerlo de la manera más sencilla, porque no había otra opción. Hemos ido aprendiendo a tocar a medida que hemos ido haciendo canciones. Si tuviese que poner una etiqueta no sé cuál sería. Nos gusta el rock, y a mí me gusta decir que somos un grupo de rock que hace canciones, nada más.
P.- Hay otro adjetivo que también suele ir ligado a vuestra música, y es el de “triste”. ¿Crees que os podréis desprender algún día de él? Porque yo creo que nos os hace justicia.
R.- Pues me alegro de que me digas eso. Se suele decir que cuando haces las canciones ya no tienes nada que decir sobre ellas, ya cada uno les da su propia interpretación. Supongo que la gente que dice que es triste será porque se entristece con nuestra música, pero ni está escrita desde la tristeza, ni para la tristeza. Ni somos personas tristes. Escribimos sobre las cosas que nos pasan, las que nos importan. Las cosas de las que solemos hablar y las que nos salen cuando nos ponemos a tocar. Supongo que cuando estoy más contento no me sale ponerme a hacer música o contarlo en una canción. Hablamos de muchas cosas y también se dice que hablamos solo de amor. El amor es lo más importante para nosotros… bueno, y para todo el mundo. Es lo que más te puede elevar y lo que más te puede fastidiar. Es sobre lo que gira todo. Y si hablamos de él no es desde el lado triste, sino desde los lados que sentimos nosotros. También nos hemos encontrado con gente que ve la parte más luminosa, que es el punto desde el que hemos hecho algunas canciones. Algunas son tristes, evidentemente, pero es que de la música que he escuchado siempre, hay muy pocos que hablen de verbenas. Casi todos hablan del amor y de lo jodido o contento que te puede dejar.
P.- Claro, es que igual es un reduccionismo, parece que todo lo que no sea de verbena tiene que ser triste, y en absoluto es así. Una canción puede ser seria, lenta o introspectiva, pero eso no la hace necesariamente triste. De hecho en “Las orillas” hay varias canciones que me parecen abiertamente positivas o luminosas, como “Mundaka” o “Las mareas”.
R.- Claro. Es que si te vas solo al tema lírico, a las letras, hay canciones luminosas, pero no solo en este disco, en “Tú nunca morirás” también las había. Pero también entra el tono de voz, el tipo de notas, el tipo de sonoridad, que al ser tranquilo te remite un poco al lado triste. Igual escuchas a “Red house painters” y aunque te estén cantando sobre una verbena te parece que es un poco triste. No lo sé, es una mezcla de todo y cada uno tiene su percepción. Nosotros no sentimos que nuestro sonido sea triste y no me gusta que nos denominen como grupo triste, y seguro que hay gente que no encuentre esa tristeza sino al contrario, que se anime con nuestra música. A veces escucho canciones nuestras y pienso: “si esta canción habla de esperanza y me hace estar de buen rollo”, y luego te puede venir alguien y te dice que le hace polvo. Al final las canciones son del que las escucha. Lo que sí es verdad es que somos tranquilos.
P.- Sí, eso es verdad. Y también es verdad que no habláis de temas superficiales, sino de cosas que os conmueven, ¿no?
R.- Sí. A nosotros nos gusta mucho estar juntos, porque no podemos estar mucho y cuando estamos intentamos aprovecharlo. Nos vamos al local, nos llevamos unas cervezas y nos gusta estar charlando, luego tocamos, nos contamos nuestras cosas… Y al final hablas de lo que de verdad te apetece contar cuando estás con amigos, que igual con otro tipo de gente con la que no tienes tanta confianza no hablas. No sé si son profundas o no. Son las cosas de las que hablas con la gente a la que quieres. Y generalmente de ahí salen las canciones.
P.- A ese respecto, creo que las letras juegan un papel importante en vuestras canciones. Os he oído decir que le dais mucha importancia al hecho de cantar en castellano, y es curioso, porque en vuestros inicios también cantabais en inglés.
R.- Sí, es lo que te decía antes. Nosotros empezamos sin ninguna idea y todo lo hemos ido aprendiendo con el tiempo. Y hemos aprendido mucho de los golpes que nos hemos ido dando, y uno de ellos fue cantar en inglés. Cantar en inglés nos sirvió muchísimo porque de repente vimos que eso no era lo que queríamos. Como el disco que grabamos con Paco Loco, que seguramente sea el peor disco que hemos grabado, pero igual es que lo más nos ha servido para ver lo que no te gusta. Al principio no tienes una idea muy clara ni mucho control sobre lo que haces. Vas probando y cualquier cosa que suene bien crees que te vale. Las canciones que cantamos en inglés están ahí, y nos sirvieron para decidir que no queríamos ir a un local a ensayar para estar haciendo canciones en inglés. Yo quiero contar algo, y de esa manera ni me entero yo, que no sé inglés, ni se entera nadie, porque no hay que engañarse, las letras en inglés no las escucha nadie. Esa es mi experiencia, noto que en inglés se me pierde una parte. Hay grupos que seguramente si los escuchara y si tuviesen unas letras buenas, que me llegasen, me gustarían mucho más. Y hay grupos que me gustan y que si tuviesen unas letras estúpidas que no me llegasen, me gustarían menos. También fuimos aprendiendo otras cosas. Al principio cantaba Gonzalo, pero luego él dijo que no quería cantar más… Hemos ido diseñándolo todo a medida que hemos ido haciendo cosas.
P.- Hemos empezado repasando vuestra historia, y una cosa que llama la atención es que en vuestros cuatro discos, nunca habéis repetido productor. Paco Loco os produjo “Al sur de mi vida”, Abel Hernández “Tú nunca morirás”, y ahora Raúl Pérez ha producido “Las orillas”. ¿Por qué cambiáis tanto? ¿No quedáis satisfechos?
R.- No, no es eso. Suena muy poco profesional, pero bueno, no somos profesionales: una de las cosas que más nos puede apetecer cuando vamos a hacer un disco es el plan. Nos vamos al Puerto de Santa María a grabar con Paco. Planazo. Estamos con Paco, vemos lo que ha grabado… No somos ningunos expertos en sonido, no tenemos la capacidad para ver quién es buen productor y quién no. Nos fijamos en el momento en el que estamos. No es tan superficial. Nos fijamos en las cosas que ha hecho, y hablamos con él, le mandamos las canciones, escuchamos lo que nos dice… Pero siempre nos ha gustado hacer de todo disco una historia entera. La composición, la grabación, que sea un viaje, estar todos juntos… Para este disco ya te he dicho que nos importó mucho estar juntos una semana aislados en Sevilla. Primero hablamos con Raúl, grabamos algunas canciones y vimos que nos íbamos a entender.
P.- Otra cosa que me llama la atención es que sueles decir que no te gusta tu voz, y está claro que la voz siempre es importante en un grupo, pero en el caso de McEnroe, por las peculiaridades de la tuya, por tu fraseo y por tu forma de cantar, creo que es uno de los activos del grupo.
R.- Bueno, yo empecé a cantar por obligación. Estábamos Gonzalo y yo y alguien tenía que cantar. Los demás no querían y al principio nos lo repartíamos, pero luego Gonzalo dijo que tampoco. Yo creo que no canto muy bien, pero hay una diferencia con el principio, y es que ahora intento disfrutar. Antes no, antes bastante mal lo pasaba con no perderme y cantar como podía, y ahora he ido encontrando mi forma de cantar, que igual es la única forma en la que puedo cantar. Realmente no es que me moleste mi voz, y no sé hasta qué punto tengo capacidad para verlo. Me dicen mucho lo del fraseo y solemos reírnos, porque es algo de lo que no me doy cuenta. Canto como puedo y como sé, y lo que sí hago ahora es cantar sin miedo, intentando disfrutar, y a veces me paso y me tienen que decir: “Oye, para. Frena”. (Risas). Y antes era al revés, me tenían que decir que me soltara un poco más. Creo que canto así porque es la única manera en la que puedo cantar, pero me sorprende mucho lo del fraseo porque…
P.- Bueno, no sé si el fraseo es el término exacto, pero creo que tienes una voz y una forma muy particular de cantar, muy peculiar, y creo que a la gente que le gusta McEnroe, una de las cosas que le gusta es precisamente la voz. Me parece uno de los sellos distintivos del grupo.
R.- Sí, está claro que la voz es algo muy importante, y por eso al principio lo pasaba tan mal. Los grupos en los que la voz no me gusta, ya pueden hacer lo que quieran, que no me van a entrar. Por eso me parece una responsabilidad muy grande, y yo no había cantado en mi vida, así que intentaba hacerlo como podía. Al principio tenía miedo por eso, y ahora escucho “Mundo marino” y me da pena porque no disfrutaba, porque en esto se está para disfrutar. Ahora canto así y sí que disfruto. También opinamos todos, y si ellos están más a gusto y yo estoy a gusto, pues adelante. Por lo meno ya no me molesta mi propia voz.
P.- Vivís en ciudades diferentes. ¿Cómo os apañáis para componer?
R.- Sí, ahora mismo hay dos miembros del grupo viviendo en Madrid y otros cuatro que vivimos en Guecho, aunque durante todo este tiempo ese número ha ido cambiando. Ha habido momentos de cuatro en Madrid y dos en Guecho, ha habido gente que vivía en Burgos… Hemos estado separados mucho tiempo, entonces la única forma que teníamos de trabajar, que en realidad no es un trabajo, porque lo hacemos cuando nos apetece, es quedar en el local, que lo compartimos con muchos otros grupos. Generalmente yo llevo las canciones hechas. Las hago en casa con la guitarra y las llevo en pelotas, solo guitarra y voz. Suelo quedar con Edu, el batería, y les vamos dando forma y pensando de qué manera podemos desarrollarla. Cuando nos conseguimos reunir todo el grupo, generalmente la canción está hecha. Nos ponemos a tocar sobre lo que tenemos y vamos hablando, aportando ideas. Esa es una de las mejores enseñanzas de Abel: parar un poco, mirar la canción y ver qué caminos tiene. No ir a piñón fijo, aunque muchas veces se queda ese piñón fijo porque es el que nos gusta. Este último disco no ha sido tan talibán… bueno, no era talibán, pero yo hacía casi todas las canciones, mientras que en “Las orillas” hay muchas que las hemos hecho Edu y yo juntos, la letra, el desarrollo… Incluso con Raúl, en Sevilla, las hemos seguido trabajando. Las canciones no están cerradas. En realidad trabajamos muy poco, vamos con las cosas muy abiertas, muy natural, y confiando mucho en que en el momento del estudio ya iremos viendo por dónde tiran.
P.- Os gusta mucho la primera época de Sr. Chinarro, que hace ya algunos discos dio un giro estilístico muy brusco. ¿Os veis vosotros capaces de dar un cambio tan radical en vuestra música? Para cerrar “Las orillas” habéis incluido un bonus track (“Paris encore”) que se sale de vuestro estilo habitual.
R.- Lo de Sr. Chinarro es cierto, sus primeros discos son de los que más he escuchado en mi vida y de lo que más me ha podido gustar en castellano. No sé hasta qué punto ha sido una influencia. Supongo que te influye todo lo que has escuchado, tampoco es que pretendamos hacer una canción tipo Sr. Chinarro. Yo creo que el grupo que más me ha podido marcar ha sido Silver Jews, sentía mucha afinidad con ellos. Y respecto al tema de cambiar, no lo sé. No estamos cerrados, pero tampoco nos lo planteamos. Ahora están saliendo las canciones nuevas y estamos en un momento en el que no sabemos qué va a pasar. Se acaba nuestra relación con Subterfuge y no sabemos cuál va a ser el siguiente paso. Haremos lo que vayan pidiendo las canciones, no queremos forzar nada. No estamos en un punto de querer romper, o de querer probar tal cosa. Estamos disfrutando de este disco y de los conciertos que están saliendo. Las canciones nuevas que están saliendo igual sí que son un poco más movidas, más alegres quizás. No alegres, porque no somos tristes (risas), pero igual sí que tiran un poco más al rock y al ruido. De todas formas esto te lo puedo decir ahora, y dentro de un mes te puedo decir lo contrario. Cuando hicimos el bonus track alguien dijo, no sé si fue Subterfuge, que podía dar una pista de lo que íbamos a hacer en el futuro, pero no es ninguna pista, esa canción salió así, se grabó de noche sin ninguna intención de adelantar nada. Hay muy pocas cosas predefinidas en lo que hacemos.
P.- Otro tema que habéis comentado a veces, de hecho en esta entrevista lo has mencionado, es que sois un grupo amateur. Casi diría que hacéis gala de ello. ¿No os gustaría profesionalizaros, o no lo veis factible?
R.- Creo que en España, con la música que hacemos nosotros, es imposible profesionalizarte, a no ser que te pase algo como lo que le ha pasado a Vetusta Morla, que es el único grupo al que yo he visto que le haya pasado. Y digo Vetusta Morla porque creo que hacen lo que les da la gana, pero han conseguido que eso conecte. También está Nacho Vegas, pero es que Nacho es un tío con muchísimo talento. Yo creo que es un paso que no das tú, sino que viene o no viene. Nosotros no vamos a hacer ningún esfuerzo por profesionalizarnos. Vamos a seguir haciendo los discos que nos de la gana, vamos a seguir yendo con unas cervezas a hacer canciones, y si de repente un día viene la Warner y te dice que te da 125.00 €, no creo que le dijéramos que no. De hecho yo creo que los cogería y si me dicen que haga Locomía lo hago también (risas). No sé, no es algo que nos hayamos planteado y no tengo respuesta. Creo que la profesionalización en la música indie, o como se llame, haciendo rock como el que hacemos nosotros, te viene caída del cielo, no creo que seas tú el que decidas. Al final depende de la gente, y yo creo que McEnroe ya ha llegado a donde tenía que llegar. Estamos donde tenemos que estar, hemos llegado a mucha más gente de la que pensábamos que íbamos a llegar y estamos muy contentos con ello. La música es muy importante para nosotros, igual si se convierte en un trabajo te deja de divertir, y por nuestra forma de ser no nos planteamos hacer algo que no nos divierta. Yo me conformo con seguir haciendo discos y que me sigan saliendo canciones, porque igual un día se acaba y te quedas tocando “Mi Vietnam” con sesenta años.
P.- Una última pregunta. En los agradecimientos de vuestros discos soléis poner “Gracias a Dios”, y no me sorprende eso, sino que en muchas entrevistas os preguntan por ello, ¿no?
R.- (Risas). Sí, preguntan mucho, parece que está reñido con el rock. En realidad no tiene ninguna acepción religiosa, porque igual alguno se piensa que somos del Opus. Es una frase que decimos mucho, y generalmente cuando es algo bueno: “Gracias a Dios que no me ha atropellado este tren”. O cuando acabamos de grabar el disco: “Gracias a Dios hemos podido hacer este disco”. Cuando hicimos los agradecimientos pusimos a las personas que están cerca y que nos quieren, y además “Gracias a Dios” por poder hacer esto. Que cada uno lo interprete a su manera.