Entrevista / Shuarma (“Grietas”)

Shuarma-1

 

Por Javier Escorzo. Publicada originalmente en Mundo Pop.
Foto: Jochi

 

Ha necesitado tres discos para lograrlo, pero dice que por fin se ha despedido de Elefantes, el grupo que lideró durante doce años. Ahora presenta “Grietas”, un álbum con mucha actitud que vuelve a confirmar a Shuarma como lo que siempre ha sido: una de las voces más personales y necesarias del rock español.

 

P.- Acabas de editar tu tercer disco en solitaro, “Grietas”. ¿El título hace referencia al paso del tiempo?

R.- Sí, así es. En Japón hay una tendencia filosófica, cultural y artística que a mí me encanta, que se llama “Wabi Sabi” que habla de que en Occidente nos preocupamos de que las cosas parezcan nuevas en todo momento. Si hay una pared que tiene una grieta, la tapas. Si se cae una taza de café y le queda una muesca, la tiras. Todo eso tiene mucho que ver con el enfrentamiento con la muerte. Me pareció que era un concepto muy bonito en el que basar la vida, y “Grietas” hace referencia a eso, a los pequeños accidentes que deja el paso del tiempo, porque yo ya llevo una carrera larga y ya tengo mis grietas, también como persona. Esas grietas puedes verlas como algo negativo que hay que cubrir a toda costa, o puedes verlas como un símbolo de que ha pasado el tiempo. Una pared que tiene una grieta es porque ha aguantado peso, que es para lo que se hizo la pared. Hay que intentar ver como bonitas las cosas que a veces las catalogaríamos como no deseadas.

P.- Lo que suele decirse de que la arruga es bella, pero en este caso la grieta es bella, ¿no?

R.- (Risas). Sí, tiene que ver con eso. Una persona tiene arrugas porque ha vivido muchas cosas, y probablemente nos puede contar muchas cosas.

P.- Tus dos primeros discos en solitario salieron en tu propia compañía (Azar Records), pero para este has fichado por BMG. ¿Cuál ha sido el motivo?

R.- Bueno, BMG apareció entre que terminé de grabar el disco y su salida, que ha pasado mucho tiempo. Les gustó mucho el disco y me hicieron una propuesta muy buena. La verdad es que desde que inicié mi carrera en solitario siempre he querido hacerlo todo con mi pequeño sello, que se llama Azar Records, más que nada por tener un control sobre mi obra y ser yo el último que decide todo. Pero BMG es un equipo de gente que me encanta; es un equipo pequeño, que cree mucho en los artistas que cogen y que respeta rotundamente el punto de vista del artista. Entonces he licenciado el disco con ellos. Sigo teniendo mi sello discográfico y el control de todo, pero se suma a mi equipo el equipo de BMG, que es gente con la que estoy sintiendo muchas cosas. Sobre todo creen mucho en la música y la trabajan, y están en un sitio que me gusta mucho. Por ejemplo no cogen a ochenta artistas, sino que eligen uno o dos para poderlos desarrollar y trabajar bien, y eso es lo que hace falta ahora mismo, que se trabaje a los artistas.

P.- De la producción se han encargado Santos y Fluren (The blind Joes), que también han producido a Love of lesbian, Sidonie, Supersubmarina… Ya habías utilizado sus estudios, pero no te habían llegado a producir ningún disco, ¿no?

R.- Sí, nos conocemos desde hace muchísimos años y tenemos una muy buena amistad, y efectivamente había grabado cosas en su estudio, pero yo siempre me había encargado de producir, porque soy muy cabezón con mis cosas y me gusta tener siempre la última palabra y llevarlo al sitio que yo creo. Pero ellos siempre me decían que tenían muchas ganas de oírme como ellos creen que yo debo sonar. Nunca les había hecho caso en eso, pero en este disco me he dado cuenta de que tengo que soltar las riendas. Ahora mismo no tengo miedo, estoy seguro con lo que hago y me siento bien, tanto como para delegar en otras personas algo tan importante como es la producción, de la que últimamente me había encargado yo, y la verdad que lo han hecho genial. De hecho han hecho ellos mi disco más personal, es una cosa curiosísima. Se han encargado ellos y han conseguido un trabajo que lo escucho y me reconozco con una intensidad con la que no me había reconocido antes, con lo cual no es que aplauda, es que alabo el trabajo de Santos y de Fluren.

P.- Es un disco muy rock, suena con mucha energía, muy contundente.

R.- Sí, tiene mucha actitud. Yo creo que en mi vida tengo mucha actitud. Como te he dicho antes soy muy cabezota, y cuando creo en algo, creo ciegamente, rotundamente. Sin embargo a veces en los discos, no sé si por el pasado que tengo, o por la escuela musical que tuve, no lo sé, pero esa actitud a veces se acababa diluyendo, se me escapaba de las manos sin saber muy bien por qué. Creo que ahí es donde han actuado ellos (los productores Santos y Fluren), que han sabido ser muy estrictos en momentos en los que yo flaqueaba. Ellos me decían: “No, tienes que recordar cuando tú haces esto y lo otro”. Realmente han sabido conseguir que no se pierda esa actitud mía, y han sabido plasmarla en el disco, y a mí, desde luego, me han dado una lección.

P.- Creo que esa actitud de la que hablas se refleja también en las letras. No sé si son optimistas, pero sí que invitan a creer en uno mismo, a sentirse fuerte, con frases como “seremos lo que queramos creernos” (“Lo que queramos creernos”), “despedir con solemnidad a doña Inseguridad” (“Llueven piedras”), “no hay nada malo en el error, si es de verdad tiene valor” (“Rompe el espejo”)…

R.- Sí, es que este disco aparece en un momento personal mío en el que estoy cambiando algo, y después de muchas entrevistas, porque las entrevistas te obligan a pensar mucho, creo que me he dado cuenta de que he soltado el lastre de Elefantes. Cuando vienes de un grupo, y además un grupo duradero como fue el nuestro, no es tan fácil acabar con el grupo, no es tan sencillo como decir “ya está”, y al día siguiente ya eres otro. No, eres el mismo con todo ese peso que se va diluyendo poco a poco. Yo he necesitado tres discos para sacarme ese peso, y creo que ahora no siento la inseguridad de haber sido el de Elefantes, y de si ahora les gustaré o no les gustaré, o me aceptarán o no me aceptarán, o pasará o no pasará… He pasado ese proceso. Lo he vivido, pero ya lo he pasado, y ahora estoy en otro sitio. Siento que he dado un cambio muy importante y me siento muy seguro de mí mismo. Y me gusta lo que hago, estoy muy orgulloso y probablemente eso se detecta en las letras, que estoy como muy fuerte y a mí siempre me gusta hablar de lo que siento, con lo cual supongo que sí estoy hablando de eso.

 
P.- Cuando escuché el single (“Llueven piedras”), me dio la impresión de que podía tener una segunda lectura más social, relacionada con las cosas que están sucediendo ahora mismo y que por desgracia todos conocemos. El ver el vídeo me he reafirmado en ello, no sé si estoy en lo cierto.

R.- Sí, absolutamente. Para mí es una canción que está hablando de lo que nos rodea ahora mismo, una situación difícil, de muchos cambios. Desde luego en España es muy duro todo lo que está ocurriendo. Y creo que todavía es más duro darnos cuenta de que tenemos unos políticos que da igual en realidad quien sea, porque todos son del mismo. Y del mismo que además no hace nada. Es una situación de indignación y de frustración muy fuerte. Y luego también en el mundo están sucediendo una serie de cambios, que probablemente sean cambios necesarios e inevitables, pero siempre son dolorosos, siempre cuestan y siempre es muy difícil. Y esa canción está hablando de cómo estoy viendo yo todo esto y cuál es mi posición, porque creo que estamos en un momento que hay que posicionarse, y hay que gritar lo que uno siente y hay que exigir que se nos escuche. Creo que es un momento muy importante para dar nuestra opinión y posicionarnos en algún sitio.

 
P.- De todas formas tus letras siempre pueden tener segundas lecturas. Juegas con metáforas y con dobles significados, eres muy sutil y sueles dejarlas lo suficientemente abiertas a interpretaciones para que cada uno pueda sacar la suya, ¿no?

R.- Bueno, a mí me encantan los grupos que me hacen pensar, y que no me están imponiendo una opinión, sino que me están haciendo que yo cree la mía, y de alguna manera, supongo que inconscientemente yo procuro hacer lo mismo. No pretendo decir “dos más dos son cuatro”; dos más dos es lo que tú sumes, en definitiva, y mucho más en el arte y en la música. Yo pretendo sugerir. Desde mi punto de vista, pero sugerir. Me parece que es muy bonito cuando uno escribe algo y el otro entiende otra cosa totalmente distinta, a mí me encanta ese proceso. Mucha gente piensa que igual te agobias cuando has querido decir esto y la gente entiende lo otro, pero para nada. Lo que me parece bonito es encender la llama. Lo bonito es que haya una llama, y para mí lo bonito de la música, y del arte en general, no es lo que tú dices, sino el choque que se produce entre lo que tú dices y lo que el oyente interpreta. Ese es el proceso creativo. Por eso siempre intento abrir las letras, los títulos de los discos siempre son títulos sugerentes que cada uno puede interpretar como quiera. Universo. El poder de lo frágil. Grietas. También con Elefantes era así. Azul. Somos nubes blancas. La forma de mover tus manos. De alguna manera yo sugiero algo, pero luego tú le das tu interpretación.

 
P.- El disco se cierra con “Prefiero estar aquí”, una joyita a piano y voz muy diferente al resto del disco. ¿Le das muchas vueltas al orden de las canciones?

R.- Le doy alguna vuelta, pero en realidad no muchas. Creo mucho en el proceso espontaneo. De hecho esta canción (“Prefiero estar aquí”) ni siquiera sé de qué habla. A mí me gusta mucho escribir sin saber de lo que escribo. Y curiosamente, con los años, cuando miras atrás te das cuenta de que cada frase y cada palabra tenía un sentido que descubres con el tiempo. Es una parte inconsciente que siempre está ahí. Y con el orden de las canciones me ocurre lo mismo. Lo hago y ya está. Si me doy cuenta de que es un error y que no funciona intento corregirlo, pero bueno, afortunadamente suelen tener una coherencia.

 
P.- A lo que sí le das mucha importancia al formato. De este disco va a salir una edición especial que incluye vinilo y CD, que hoy en día es habitual, pero es que ya en 2007 tu primer disco (Universo) salió en vinilo, y por aquel entonces casi nadie editaba en vinilo.
 
R.- Cuando editamos Universo en vinilo, primero la editorial me preguntó a ver si estaba loco, que qué hacía editando un vinilo, que eso ya no estaba de moda. Y después, cuando lo llevamos a Fnac no sabían ni dónde colocarlo. Era graciosísimo, porque preguntaban: “Oye, y dónde ponemos un vinilo”. Sin embargo luego ha empezado a aparecer, afortunadamente. Se ha hecho desde muchos lugares del mundo, y yo creo que eso responde a que últimamente la música se escucha en mp3, porque al final es el formato que domina todo el mundo, el más sencillo y el que se está imponiendo. Pero el mp3 es una mierda absoluta. Los que trabajamos en la música y nos dedicamos a escuchar profundamente, el mp3 es un formato ridículo en el que pierdes toda la calidad musical. Entonces supongo que los músicos, que nos gusta la música, la valoramos y queremos dar lo mejor de nosotros, sacamos el disco en mp3 porque es inevitable, pero también queremos dar la opción mejor, y qué opción mejor que escuchar música en un vinilo. Para el que no haya escuchado un vinilo, o el que lleve tiempo sin hacerlo, que lo escuche, porque realmente es una experiencia, ya no solo el sentarte, girar la cara, la aguja, el crepitar del principio… sino también la profundidad que tiene un vinilo es algo espectacular. Y si lo haces después de escuchar un mp3, flipas.
P.- Lo que dices del mp3 es cierto. Ahora las generaciones de chavales más jóvenes están acostumbradas a escuchar canciones sueltas que se han bajado de Internet, y por un lado pierden esa calidad de sonido de la que hablas, pero por otro lado, y es lo que más pena me da a mí, desconocen el placer que te da acercarte a un disco como obra completa y global, desde su portada, el título, el orden de las canciones…

R.- Claro. Incluso la parte física. El peso de un vinilo es precioso. Cuando se acaba, levantas la aguja, que pesa, cambias la cara, todo con delicadeza, porque si no se raya… Todo eso de alguna manera también habla de la delicadeza de la música y de todo el trabajo que hay alrededor. A mí por lo menos me gusta mucho continuar con esa tradición, que aunque seamos pocos, somos unos cuantos.

P.- Sí, dicen que está resurgiendo el vinilo.
 
R.- Afortunadamente.

P.- Supongo que tus planes ahora serán presentar el disco en directo, que tienes ya unas 20 fechas anunciadas por España, y me imagino que irán saliendo más, también por otros países.

R.- Sí, de momento tenemos cerradas fechas en España, y tenemos cerradas también muchas cosas en México. Parece que se está abriendo también Argentina, que hace tiempo que no voy. En definitiva, lo que siento es un agradecimiento tremendo, porque en este momento en el que es todo tan difícil, y que hay tanto paro, y que hay gente que no tiene trabajo… ¡es que ahora tener un trabajo es ya un lujo! Y yo estoy en un momento en el que acabo de sacar un disco, tengo muchos conciertos por delante, gente con ganas de escucharme, y desde la humildad más absoluta me siento tremendamente agradecido y orgulloso de poder hacer esto, y espero dar lo mejor de mí, evidentemente.

P.- ¿Y cómo tienes planteado el directo?

R.- Vamos a ir cuatro. Es un disco muy eléctrico, que tiene mucha mala leche, y quiero utilizar el mínimo, bajo, batería y guitarra eléctrica, para que todo sea muy crudo y conservar ese carácter visceral y rotundo que tiene el disco. Afortunadamente eso me encaja con la situación en la que estamos, que tampoco puedes llevar muchos músicos, porque la situación es la que es, así que coincide mi necesidad artística con la dureza del momento en el que estamos.


P.- ¿Es la misma banda con la que has grabado el disco?

R.- Sí, es la banda con la que estoy trabajando ahora y con la que creo que trabajaré mucho tiempo, porque hay algo ahí, no solo musical, sino también a nivel de energía entre nosotros, que funciona, es una banda que funciona enseguida. Nos ponemos a hacer música y salen cosas, es un gusto, la verdad.

 

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