Publicado originalmente en Diario de Noticias. Texto y fotos, por Javier Escorzo.
FECHA: 07/04/2017
LUGAR: Zentral
INCIDENCIAS: Prácticamente lleno, público muy joven y entusiasta.
A LA REVOLUCIÓN POR EL BAILE
A Vendetta no se le puede aplicar el dicho de que nadie es profeta en su tierra. El viernes pasado actuó en Pamplona y lo hizo en una sala Zentral a la que poco le faltó para colgar el cartel de “No hay entradas”. Presentaba su nuevo disco, “Bother”, en el que, además de la ya esperada ración de ska y reggae desbocado, muestra también detalles de electrónica. Nuevos bríos para una propuesta que va mutando y creciendo en cada entrega, a la par que va añadiendo adeptos a la causa. A decir verdad, cuando el quinteto salió al escenario el ambiente ya estaba caldeado gracias al trabajo de DJ Jotatxo, que llevaba más de hora y media a los platos. Abrieron fuego con ‘Bother the police’, el single de su nuevo disco. El público, especialmente joven en las primeras filas, bailó enfervorizado los primeros pogos mientras sobre las tablas comenzaba la fiesta a ritmo de ska, con los músicos centelleando mientras alternaban voces e instrumentos en temas como ‘Alerta’, ‘Ilunpetan’ o ‘No volveré’.
Incluso Enriko abandonó momentáneamente las baquetas para ocuparse de la voz en el inicio de esa ranchera tóxica titulada ‘Diabla’. Todo cuanto sucedía en el escenario era vertiginoso y la audiencia se contagiaba del desenfreno. La mezcla continuaba sumando ingredientes, como los toques celtas de ‘Druidas’ o los sintetizadores ochentenos de ‘Hemen’, que terminaron fundidos en las llamas del folklore local. Con las más tranquilas ‘Reggaean hegan’ y ‘No sabéis amar’ hubo tiempo para recobrar el aliento. Llegó después ‘Qué importa’, tema que dedicaron a sus seguidores porque, según dijeron, era importante que estuviesen allí, llenando la sala. Y no se puede hablar de Vendetta sin mencionar su faceta reivindicativa; ellos mismos lo dicen, quieren protestar con una sonrisa en la boca. Y bailando, claro. Antes de tocar ‘Sangre’, por ejemplo, se refirieron a una revolución que todavía está pendiente: la de la verdadera liberación de la mujer.
Y no solo guerrean, sino que también se evaden, ya sea en la lejana ‘África’ o en las oníricas costas de ‘Cerca del mar’. Estos dos temas contaron con una instrumentación más propia del rock’n’roll, pero los vientos festivos de la trompeta y el trombón volvieron a tomar el mando en ‘Aún quedan ganas’, sumándose de nuevo la electrónica en ‘Buonasera’, una de las más aclamadas de la noche. Aquello era una fiesta, y en cualquier fiesta que se precie, ya se sabe, suele haber alcohol. Vendetta propuso dos brindis: ‘Parranda’ y ‘Botella de ron’. Por si hubiese habido poco eclecticismo, ya en los bises exhibieron una nueva versión de sí mismos, en esta ocasión acústica (con txalaparta y cajón flamenco) para interpretar ‘Ekainak 24’. Acto seguido se pusieron las capuchas para interpretar el rap feminista ‘Pao, Pao, Pao’. La apoteosis final se produjo con ‘Leña al fuego’ y la casi instrumental ‘Vendetta’, que sirvió de colofón a la fiesta y certificó el triunfo sin paliativos de Vendetta en su ciudad.