.jpg)
Por Javier Escorzo. Originalmente publicado en Indistanea.
Había expectación por ver qué nuevo conejo se había sacado de la chistera Mikel Erentxun bajo el nombre de “En Privado Tour 2012 – 2013”. Tras hacer escala en varias ciudades la mini gira llegaba a San Sebastián, más concretamente a la sala Doka, uno de los pocos recintos de su ciudad en los que Mikel todavía no había tocado.
A mitad de semana, mientras corría, Mikel sufrió un problema respiratorio por el que tuvo que ser ingresado en el hospital durante 24 horas, por lo que la actuación estuvo en el aire. Suele decirse que el escenario es la mejor medicina para los músicos de raza, y finalmente el concierto pudo celebrarse.
Ante una sala llena de seguidores, amigos y excompañeros de grupo, Mikel y Joseba Irazoki arrancaron con “24 golpes”, a la que siguieron “El futuro” y “Penumbra”, todas ellas de su más reciente producción (doble, “24 golpes” y “Eléctrica PKWY”). Ya desde el comienzo pudo verse que no se trataba de un acústico al uso. El escenario estaba repleto de instrumentos y los dos músicos iban haciendo uso de ellos conforme las canciones iban avanzado, de tal forma que en casi ningún tema se repitió instrumentación. Mención especial merece el encomiable trabajo de Irazoki, un virtuoso de muchos instrumentos que dio al concierto una versatilidad difícil de encontrar, y más tratándose de un acústico.
El primer viaje al pasado más cercano llegó con “Detalle del miedo”, un tema de su anterior trabajo que contó con la sutil slide guitar de Joseba. Tras ella, otro viaje al pasado, esta vez al más lejano con “Lágrimas de fuego y ceniza”, extraída del primer álbum en solitario de Mikel (“Naufragios”, 1993).“Moneda de tres caras” incrementó las revoluciones y permitió a Erentxun lucirse en la interpretación, al igual que el enloquecido final de “Ropa vacía”, que incluyó mantras de “Esta luz nunca se apagará” y “Jugando con el tiempo”.
El concierto había despegado definitivamente y ya no habría marcha atrás, como bien demostró la muy coreada “Mañana”. Llegó el reposo con “Las reglas del juego” y “Veneno”, pero no descendió la intensidad, más bien al contrario. “Vasos de Roma y Ginebra” sonó más folkie que nunca gracias al violín (y la camisa) de Ager, de la banda de Guernica “Audience”.
Y de golpe, la traca final: “A un minuto de ti” y “Cartas de amor (cuando no hay amor)”, con un Mikel desbocado haciendo de hombre orquesta cantando, tocando la guitarra y el bombo con el pie.
La noche tenía hechizo y quizás para no romperlo Mikel y Joseba decidieron no bajarse del escenario y ofrecer los bises sin interrupción. Fue el momento de “Srta. Soledad” (durante su parte final Mikel se retiró a un lateral para que todo el protagonismo recayera sobre Joseba, que bordó el cierre de la canción) y la siempre emocionante “Acróbatas”.
“Devuélvenos a los dieciocho años, Mikel”. El que pronunció esta frase no fue otro que Juanra Viles Mitxelena, exbatería y miembro fundador de Duncan Dhu (junto al propio Mikel y Diego Vasallo, que también estaba en la sala). Divertido, Erentxun corrigió a su amigo: “Perdona, tú tenías dieciocho. Yo tenía diecinueve y la mayoría de los que nos están viendo no había nacido todavía”. Ese fue el preludio de la rockabilly “Casablanca”, primer single del entonces trío donostiarra. Fue el momento álgido de la velada y todo un lujo poder verlos juntos de nuevo sobre un escenario. Lástima que Diego no se uniera a la fiesta.
Juanra abandonó el escenario y Mikel le sustituyó en la batería para interpretar una acelerada versión de “Si te vas” que puso fin al concierto con la colaboración de otro amigo, Miguel Artieda, desde hace años bajista de Mikel, que tuvo una dedicatoria para Rubén Caballero y Rufo Urbina, guitarrista y batería de la banda (Las malas influencias).
Siempre es complicado que un músico se reinvente. Más cuando ese músico lleva treinta años de carrera, y más todavía cuando a lo largo de esa carrera ha cambiado de estilo en innumerables ocasiones. Pero Mikel Erentxun lo ha vuelto a hacer. “En privado Tour” es un espectáculo diferente a todo lo que había hecho hasta ahora el donostiarra, y también diferente a lo podemos encontrar en los escenarios nacionales. Un show ágil, dinámico, cercano, demasiado ruidoso para ser considerado acústico, ameno y variado. La enésima reencarnación de Mikel Erentxun.
Si quieres ver las fotos de este concierto, pincha aquí.
.jpg)
