Por Javier Escorzo.
Desde que abrió sus puertas hace poco más de un mes, la sala Zentral ha ido mostrando un cartel deslumbrante: grandes nombres del panorama nacional e internacional, sin distinción de géneros ni estilos. El pasado sábado demostró que no sólo va a mirar hacia fuera, y que también va a apostar por las bandas locales. Y en una ciudad con una riqueza cultural como la que tiene Pamplona, esa es una excelente noticia.
A las 21:30 salió al escenario una de las bandas legendarias de la ciudad: Escarabajos, que sigue presentando su último y muy recomendable disco, “Que nadie sabe ni espera” (Discos El Gringo, 2013). Esa fue la columna vertebral de su repertorio, un ramillete de canciones de rock clásico, elegante y contundente. Capitaneados por Alfredo Domeño, un front man a la antigua usanza, de los que salen a comerse el escenario, los miembros de Escarabajos hicieron gala de su buen hacer instrumental. Infalible base rítmica y espectaculares guitarras a cargo de Sebas Catena y Rubén Domeño (excomponente de Tijuana in Blue). Predominaron los temas rápidos, como la stoniana “Dame la libertad”. Sin embargo, fue precisamente en las distancias cortas de los tempos más pausados donde exhibieron sus mejores armas. La intensidad alcanzada con “Opio”, “El mar” o “En las vías” fue lo más memorable de su actuación.
Y tras una banda que lleva mucho tiempo haciendo historia en el rock navarro, otra que está llamada a escribirla en los próximos años. Hablamos, claro, de El Desván. Muchas son las virtudes de este cuarteto, pero su hubiese que destacar sólo una, sería la desbordante ilusión con la que afrontan todas y cada una de las partes del oficio de la música. Una ilusión que, de tan sincera, se acaba contagiando a su público. Y es que uno no puede evitar disfrutar viendo cómo disfrutan ellos sobre las tablas. En directo su sonido se endurece todavía más respecto al disco (Gabri ha cambiado la guitarra acústica por la eléctrica). Añadan a todo ello unas canciones tan potentes como las de su álbum de debut (“Al descubierto”, Discos El Gringo, 2014), una arrolladora versión de “La mataré” de Loquillo, una colaboración de El Piñas de Marea, y el resultado no podrá ser otro que el sonoro triunfo que obtuvieron en la sala Zentral.
Como broche final, las dos bandas al completo unieron sus fuerzas para interpretar una última canción. Se declararon admiradores de Andrés Calamaro, y curiosamente eligieron “Mucho mejor”, un clásico de Los Rodríguez compuesto por Ariel Rot. Cuando estaban grabando “Palabras más, palabras menos”, Calamaro no quería que esa canción formase parte del repertorio, ya que no le gustaba que la primera estrofa se repitiese dos veces seguidas. Al final Ariel pudo convencer a su compañero con una decisión salomónica: Andrés cantaría la estrofa por primera vez, y Coque Malla se encargaría de repetirla a continuación. De la misma manera, Gabri y Alfredo fueron intercalando sus voces en una canción que define perfectamente su estilo musical, tanto de Escarabajos como de El Desván: rock de guitarras y melodías, sugerente, contagioso y desacomplejado. Un único camino para dos grupos que siempre siguen la misma dirección: la difícil, la que usa le salmón.
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