Crónica / Avalanch, Pamplona (29/09/2018)

 

Texto y fotos, por Javier Escorzo.

Publicado originalmente en Diario de Noticias.

 

FECHA: 29/09/2018

LUGAR: Zentral

INCIDENCIAS: Algo más de media entrada. A pesar de no llenar, la sala presentaba buen aspecto, con público que conocía bien el repertorio. En esta etapa, Avalanch está formada por Alberto Rionda y Jorge Salán en guitarras, Israel Ramos en la voz, Mike Terrana en la batería, Magnus Rosen en el bajo y Manuel Ramil en los teclados.

 

EL ÁNGEL SIGUE VOLANDO

 

Si alguien quisiera repasar lo más granado de la historia del heavy metal nacional, tendrá que detenerse, ineludiblemente, a la banda Amvalanch. Formada en 1993 por el guitarrista Alberto Rionda, en sus casi veinte años de trayectoria inicial (diecinueve, para ser exactos), el grupo asturiano se consolidó como uno de los más importantes dentro de su estilo, llegando a grabar versiones inglesas de algunos de sus discos y exportándolos a diversos países europeos, americanos e incluso asiáticos. Su sonido se caracterizó por mezclar distintos elementos, tales como el heavy, el metal, música clásica y temáticas épicas, religiosas y místicas. Tras sucesivos éxitos y cambios de formación, en 2002 decidieron separarse. Sin embargo, en 2016, el guitarrista fundador, Alberto Rionda, anunció que reactivaba a proyecto (con motivo del décimo quinto aniversario del álbum “El ángel caído”). En esta nueva etapa, la banda se presenta bajo el nombre de “Avalanch All Star Band”, y así es como llegó a Pamplona, en el penúltimo concierto de una gira que les ha llevado por numerosas ciudades y que concluiría al día siguiente en Barcelona.

Como si quisiera dejar claro quién es el lider del proyecto, Alberto Rionda salió el primero al escenario, donde se lució con una excelsa introducción de guitarra. Después, el resto de miembros fueron saliendo uno a uno entre los aplausos de sus incondicionales, para ofrecer un arranque fulgurante con ‘Santa Bárbara’ y ‘Hacia la luz’. El sonido era ciertamente atronador , hasta el punto de que el batería rompió una de los parches, motivo por el que la actuación tuvo que detenerse durante unos minutos, para reanudarse nuevamente con “Xara”.

Dedicaron “Corazón negro” a Asturias (“la tierra que inspiró esta y tantas canciones”, dijeron al presentarla). En su desarrollo, a modo de medley, ofrecieron un duelo de guitarras, saliendo el resto de músicos del escenario y quedando solos los dos magos de las seis cuerdas, que derrocharon virtuosismo. Volvió el resto de la banda para reengancharse en la última parte de la canción, en la que el público cantó a voz en grito el estribillo (“corazón, corazón negro. Corazón , corazón, late más”). No fue, desde luego, el único momento en el que los músicos pudieron explayarse; a lo largo de la actuación, todos ellos tuvieron sus cinco minutos de protagonismo, destacando el solo de Mike Terrara, al que, como si de una tortuga se tratase, sólo se le veía la cabeza, rodeado como estaba de tambores por los lados e incluso por encima. La de prodigarse con los solos es una costumbre habitual en el heavy metal y, aunque a veces pueda cortar el ritmo del show, es del agrado de su público, así que nada que objetar al respecto.

Al margen de eso, el repertorio no ofreció tregua, con mucho presencia para las canciones de “El ángel caído”. El sonido fue excelente, como cabía esperar de una banda de “all stars” que apabulló por potencia y calidad, aunque también ofreció momentos más calmados, como la intensa ‘Delirios de grandeza’, con final a piano y voz, o la estremecedora ‘Al antojo de un Dios’, en la que el público se dejó las palmas y, de haber pervivido la costumbre de encender mecheros en este tipo de baladas, la Zentral hubiese corrido riesgo de incendio, porque el tema, ciertamente, se presta para ello. Tras retirarse los músicos y pedir el público los consabidos bises, salieron Israel Ramos y Alberto Rionda para, sentados en sendos taburetes, ofrecer versiones acústicas de ‘El príncipe feliz’ y ‘Cambaral’, ambas de contenido épico, antes de volver a pisar el acelerador con ‘Papel roto’, ‘Alas de cristal’, ‘Lucero’ y la infalible ‘Torquemada’, con la que se despidieron.

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