Crónica y fotos, por Javier Escorzo. Publicado originalmente en Indistanea.
“Hacia rutas salvajes” es una magnífica película de 2007, dirigida por Sean Penn y con banda sonora de Eddie Vedder. Narra la historia de un joven que hastiado de su vida cotidiana decide huir y vivir solo en medio de la naturaleza.
Esta película ha marcado a Amaral para la gestación de su último disco, “Hacia lo salvaje”. Desde el título hasta la temática de algunas canciones (como el primer single), pasando por la portada, el diseño del libreto, las fotos promocionales y en general, el espíritu que impregna todo el álbum.
¿Y en qué consiste ese tránsito hacia lo salvaje que dice haber emprendido Amaral? Básicamente en una firme voluntad de renunciar a lo superfluo, sea una compañía de discos (han autoeditado su último trabajo), o sean adornos instrumentales (han renunciado a los arreglos de cuerdas y electrónica que mostraron en anteriores entregas).
Ahora Amaral es más Amaral que nunca, sin artificios. Únicamente Eva y Juan haciendo lo que mejor saben hacer: Música.
También en directo han querido centrarse en lo esencial. Atrás quedaron los grandes montajes escénicos de las últimas giras. Ahora están solo los músicos y una pantalla tras ellos sobre la que se van proyectando imágenes.
La primera de todas, la cabeza de un lobo tras la cual se van viendo, una a una, las siluetas de los músicos dirigiéndose al escenario. Tras los últimos acordes de “All tomorrow’s parties” (de la Velvet Underground), Amaral entona el primer himno de la noche, precisamente “Hacia lo salvaje”, el single que da título al disco y toda una declaración de intenciones.
No había terminado la primera canción y ya se había rendido el público que llenaba el auditorio Baluarte de Pamplona. Después fueron sonando las doce canciones de su último disco, intercaladas con otras más antiguas.
Pocas horas después de que la banda terrorista ETA anunciase lo que todo el mundo esperaba desde hacía décadas, Eva presentó “Hoy es el principio del final” como una canción perfecta para ese día. Ojalá sea así. No fue el único comentario que la cantante dirigió al público entre canción y canción: de “Riazor” dijo que la compuso Juan tras una noche de juerga en Galicia. “Olvido” sonó especialmente emocionante tras escuchar a Eva explicar que habla de las cosas que olvida y de la única que no puede olvidar: la figura de su madre que le sigue acompañando a través de los años.
Se definió como una chica tímida, y cuesta creerlo después de verla comportarse como una fiera indómita sobre las tablas. La fuerza que desprende sólo es comparable con la que se guarda dentro para saltar, gritar, animar al público y arrancarlo literalmente de sus butacas.
Y qué decir de Juan, el otro 50 % del grupo responsable de ese sonido de guitarras tan característico, siempre centrado en su instrumento y jugando con sus pedales.
En esta gira les acompaña una banda de ensueño: Jaime Soriano en guitarra (excantante de Sexy Sadie, actualmente en solitario como Sr. Nadie), Toni Toledo en la batería (exbatería de Sexy Sadie), y Chris Taylor en el bajo. Los cinco crearon momentos de gran intensidad, especialmente en las canciones más ruidosas, como Big Bang, En solo un segundo o Revolución, tema con el que cerraron la actuación.
Mientras por la megafonía sonaba “Moon river” (de Henry Mancini, tema central de la banda sonora de Desayuno con diamantes), Amaral se despedía de su público. Juan regalaba púas de guitarra y Eva se acercaba a las primeras reclamada por sus fans. Quince minutos después todavía seguía allí, y no se retiró al camerino hasta haber atendido al último de sus seguidores. Son detalles como este los que hacen de Amaral un grupo especial y (todavía más) grande.