Publicado originalmente en Diario de Noticias. Texto y fotos, por Javier Escorzo.
FECHA: 01/04/2017
LUGAR: Sala Tótem
INCIDENCIAS: Lleno hasta la bandera en la celebración del décimo tercer aniversario de la sala.
DOS HORAS Y MEDIA DE FELICIDAD
La sala Tótem cumple trece años al servicio de la música, prestando sus instalaciones a bandas de toda procedencia y condición. Centenares de grupos (locales, nacionales e internacionales; pequeños, medianos y grandes) han actuado sobre las tablas de su escenario. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento por tan encomiable labor. Y como no podía ser de otra manera, para celebrar el aniversario hicieron lo que mejor saben: organizar un concierto. Para ello contaron con Love Of Lesbian, de quien ya no se puede decir que sea uno de los grupos del momento, porque lo cierto es que lleva casi una década en lo más alto del panorama nacional (desde que publicó “1999”, el disco que le catapultó al estrellato). Ahora está inmerso en la presentación de su último trabajo, “El poeta Halley”, cuya órbita por fin pudo atisbarse desde Navarra. La homenajeada sala Tótem completó su aforo y se llenó hasta la bandera, como en las grandes ocasiones. Abrieron con ‘Cuando no me ves’, cuyo estribillo dice “ahora te pido que me odies de memoria”. Y en parte resultó premonitorio, porque a partir de ese momento todas las letras fueron recitadas de memoria, aunque no con odio, sino con verdadero amor. Continuaron con ‘Océanos de sed’, del último disco, y ‘Nadie por las calles’, del anterior, “Las noches eternas, los días no vividos”.
El sonido era extraordinario, compacto y potente, y se mantuvo en ese nivel durante toda la actuación. No olvidemos que Love Of Lesbian es una banda formada por seis músicos (dos guitarras, bajo, teclados y batería, a los que se une la guitarra de Santi Balmes, cantante, en algunas canciones). El primer guiño a su celebradísimo “1999” llegó con ‘Allí donde solíamos gritar’, una de las más intensas de su discografía. Esa emotividad fue la nota dominante durante la primera parte de la actuación, con temas como ‘Contraespionaje’, la poco habitual en sus directos ‘En busca del mago’, ‘1999’, ‘Los males pasajeros’ y ‘Oniria e Insomina’. Al final de esta canción, convertido en una orgía de guitarras eléctricas, le siguió un cambio en el tono del concierto. Porque al igual que Oniria e Insomnia bailan sobre la cornisa del piso veintitrés, Love Of Lesbian hace equilibrios sobre la delgada línea que separa el humor de lo grotesco, y se mantiene en pie. Posiblemente su gran mérito sea el de combinar canciones profundas con otras hilarantes, manteniendo el equilibrio y resultando creíbles en ambos extremos. Así, tras un primer tramo marcado por la melancolía, llegó un final carnavalesco con disfraces, gafas de buceo y letras surrealistas, como ‘Belice’, con la que todo el mundo se puso a bailar, ‘Incapacidad moral transitoria’, ‘El Yin y el Yen’ y ‘Algunas plantas’.
Tras semejante traca, anunciaron una canción nueva, que no fue otra que la archiconocida ‘John Boy’, posiblemente su mayor éxito hasta la fecha. Dejaron para los bises ‘Psiconautas’ y ‘Manifiesto delirista’. Curioso el caso de esta última canción, que a pesar de haber sido editada en un EP de edición limitada, allí todo el mundo la conocía (cosas de los tiempos digitales). Los músicos se retiraron al término de ’Fantástico’, cuyos coros finales fueron repetidos por el público hasta que les grupo volvió a salir al escenario. El tono grave se impuso de nuevo con temas de hondo calado como ‘Segundo asalto, ‘El poeta Halley’, que incluyó el recitado final de Serrat que aparece en el disco, ‘Incendios de nieve’ y ‘Planeador’, tema con el que se despidieron, deseando que el público hubiese sido feliz durante las casi tres horas de concierto. A juzgar por las caras exultantes de los asistentes a la salida, el objetivo estaba más que cumplido.
Si quieres acceder a más contenidos de Love Of Lesbian, utiliza el buscador.