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Por Javier Escorzo. Publicado originalmente en Indistanea.
Arizona Baby se encuentra actualmente presentando su nuevo EP (“It’s called work”), en el que recogen el espíritu de las canciones americanas de trabajo del siglo pasado. Tras una gira que le ha llevado por varias ciudades de Estados Unidos, el trío vallisoletano se presentó en la sala Ozone de Pamplona.
Siempre es agradable ver cómo con el paso de los años va creciendo el público que acude a sus conciertos. Y es que a este grupo le sobran los motivos para triunfar. Empezando por el carisma de su cantante, pasando por la precisión quirúrgica del Sr. Marrón en las seis cuerdas y la versatilidad de su batería. Sólo tres músicos que se bastan para llenar el escenario de sonidos y poner a sus seguidores, incluso a los más recatados, a bailar sus canciones. Tal fue el caso de algunos temas antiguos (“Muddy river”, “X’ed out” o “Where the sun never sets”), o nuevos (“16 toneladas”, primera incursión en el castellano de la banda, o “It’s called work”).
Además de la indudable calidad de sus canciones, gran parte del éxito de sus directos radica en su naturalidad sobre las tablas. Los miembros de Arizona Baby son tal y como se muestran, no hay pose ni artificio en su puesta en escena. Incluso aprovechan cualquier imprevisto técnico, como el tiempo que necesitan para cambiar la cuerda rota de una guitarra, para arrancarse con versiones que no estaban preparadas en el repertorio. Son enfermos de la música en el mejor sentido de la palabra y contagian su pasión como una epidemia. Como gritó Javier Vielba (cantante del grupo) en varias ocasiones, “Arizona Baby somos todos… ¡Y cada vez somos más!”.
Si quieres ver las fotos de este concierto, pincha aquí.
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