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Por Javier Escorzo. Originalmente publicado en Rock Estatal.
Es imposible saber qué sintieron los miembros de Barricada justo antes de empezar su último concierto. Sin embargo, no hay duda de lo que experimentó el público: emoción.
Un escalofrío recorrió la espina dorsal del Anaitasuna a las diez de la noche, cuando sobre la parte trasera del escenario se proyectó un vídeo con imágenes de todos los componentes que han pasado por el grupo (tremenda la ovación que arrancó el rostro del Drogas). Después, un delirio resumió tres décadas de historia en tres horas de concierto. ‘Noche De Rocanrol’ fue la primera, a la que siguieron todos los himnos que el público cantó a pleno pulmón. El Anaitasuna era una fiesta, sí, pero una fiesta de despedida. Por eso “Deja Que Esto No Acabe Nunca” sonó más emocionante que nunca. ‘Rojo’, ‘Animal Caliente’ y ‘En Blanco y Negro’ fueron la traca final. Pero allí no se movía nadie y hasta en tres ocasiones los Barri tuvieron que volver a un escenario que se negaba a dejarlos marchar. “Vosotros sois Barricada”, gritó Boni al público; así quedó demostrado cuando varios seguidores subieron al escenario a cantar con el grupo ‘Barrio Conflictivo’. Y para terminar, el principio: ‘La Silla Eléctrica’, la canción que abría su primer disco fue la encargada de apuntillar su trayectoria. El círculo se había cerrado.
Es imposible saber qué dijeron los miembros de Barricada justo después de terminar su último concierto. Sin embargo, no hay duda de lo que gritó el público: Gracias, Barricada. Gracias por todo y hasta siempre.
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