Zahara visita Pamplona dentro del ciclo “Conciertos de otro planeta”, que lleva al Planetario de Pamplona a artistas de diferentes estilos en formato acústico. Una buena oportunidad para disfrutar de las canciones en su versión más desnuda mientras se contemplan las proyecciones en la cúpula del Planetario. Y una buena oportunidad también para charlar con Zahara, que sigue presentando “La pareja tóxica”.
Por Javier Escorzo.
P.- Ha pasado más de un año desde que salió tu último disco, “La pareja tóxica”. ¿Cómo lo ves ahora con la perspectiva que da el paso del tiempo?
R.- Estoy muy contenta porque me sigo sintiendo a gusto con las canciones, las sigo tocando y hago alguna pequeña variación sobre ellas, pero sigo cómoda con ellas. Y además ha ocurrido algo que yo esperaba, o que creía que podía pasar con este disco, y es que ha tenido un desarrollo lento; ha habido mucha gente que se ha acercado a conocerlo ahora, pasado el año de su publicación. Es muy agradable porque yo sabía que era un disco que viniendo del anterior podía sorprender, iba a tardar más en encajar, pero por ejemplo ahora viene más gente a los conciertos, me encuentro críticas como si fuera una novedad… Digamos que está teniendo un camino más duro, más lento, pero muy positivo, y a mí personalmente me sigue apeteciendo tocarlo en directo y disfruto mucho con él.
P.- Como bien dices el disco sorprendió porque supuso un cambio muy acusado respecto al anterior (“La fabulosa historia”, Universal, 2009). “La pareja tóxica” es más rock, las letras también son mucho más duras… Incluso me parece distinta tu manera de cantar, ahora tu voz suena más áspera.
R.- Sí, es así. De hecho yo creo que el que se hizo de una manera más extraña, atendiendo a muchos gustos y desatendiendo bastante mi opinión fue el anterior, que yo suelo decir que fue un disco “de mucha gente”, porque opinaba mucho Universal, Carlos Jean, yo… Para mí ese disco es el extraño. Incluso antes de ese disco saqué otro autoeditado (“Día 913”), y tiene muchos puntos en común con “La pareja tóxica”, que para mí ha sido como un resurgir, pero sabía que mucha gente me había conocido por el disco anterior y ahora iban a notar el cambio. Para mí es positivo y era necesario, de hecho fue uno de los motivos por los que me fui de Universal, para poder trabajar y hacer las cosas como yo quería. En ese sentido el disco, el sonido, la estética… todo es deliberado, tiene que ser así y no va a ser de otra manera.
P.- Ese cambio al que te refieres está presente en casi todas las canciones. Por ejemplo “Universo” es un arranque devastador, su letra transmite mucho vacío y mucha soledad. “Camino”, que habla de la pérdida de un familiar, o “Camino a L. A.”, que es una explosión de rabia. Han pesado mucho los sentimientos negativos, ¿no?
R.- Sí. Mis canciones son bastante autobiográficas, aunque hable de distintas personas o vaya uniendo historias, al final hablo de cosas que he vivido y que conozco. “La pareja tóxica” fue un disco concebido durante un año y medio bastante complicado, y las canciones son un reflejo de ese momento de pérdida de familiares, como mi abuela materna, que murió de alzheimer, todo el proceso para conseguir la ruptura con Universal, que fue bastante tedioso, la ruptura sentimental, que también me marcó muchísimo porque estaba enamorada del que yo creía que era el hombre de mi vida y al final no lo fue, o yo no fui la mujer de su vida… Todas esas cosas ocurrieron en un mismo momento, y esa fue la inspiración para componer “La pareja tóxica”. Por eso todas las canciones tienen ese halo de melancolía. El mismo momento de la composición es también el de la liberación, el de la catarsis. Te liberas y en ese sentido es un disco muy egoísta, porque para mí significa superar los problemas de los que hablo.
P.- Respecto a eso que comentas, te he leído un comentario sobre la canción “Adiós” que creo que resume bien el espíritu del disco: “Recuerdo la cama vacía, el drama por marcharme, los funerales. En mitad de aquello yo estaba escribiendo sobre estar enamorada y me dije a mí misma que cómo tenía valor para hacer una canción de amor”. ¿Llegaste a sentir culpabilidad por cantarle al amor cuando estaban sucediendo cosas duras en tu vida? ¿Como si fuese algo frívolo?
R.- Sí, lo has definido totalmente. Yo creo que esa canción fue el punto de partida del disco. Es una canción un poco más antigua, pero quería incluirla en el disco porque es como el inicio. A veces estás tan mal por muchas cosas que me parece bien evadirte, pero yo creo que a mí lo que me pasaba era que ya no me estaba evadiendo, sino que estaba eludiendo totalmente lo que estaba sucediendo a mi alrededor, y refugiándome en otras cosas como podía ser el amor o lo romántico. Sentí culpabilidad, y es un drama porque te persigue todo este tufo católico y religioso que es casi peor incluso. Entonces estar componiendo y sintiéndote mal por hacerlo genera aun más malestar.
P.- Y eso que se dice de que las mejores canciones salen cuando estás anímicamente mal , ¿es un tópico o es real?
R.- No, no creo que sea un tópico. Creo que tiene un porqué, al menos en mi caso, si estoy feliz no tengo ganas de ponerme a escribir; estoy bien y no quiero mirar el reloj ni pensar en nada por si se acaba esa felicidad. Sin embargo cuando estás mal el tiempo se transforma, se ralentiza, tienes mucho espacio para ti, todo te sobra y por desgracia tienes mucho tiempo para pensar en las cosas que te hacen sentir mal. Y en esos casos la manera de que no me salga una úlcera es escribir una canción. Hay otras personas que recurren al psicólogo, cada uno lo arregla como puede.
P.- Y si pudieras, qué preferirías: ser muy feliz o escribir unas canciones excelentes.
R.- (Risas) Pues es el dilema de siempre. Después de este disco, que empecé a estar bien, con una relación estable, estaba muy tranquila y mi mejor amigo me preguntaba a ver cuándo me iba a separar, que tenía que escribir buenas canciones (Risas). Es verdad que vivimos en eso, y a veces queremos buscar el drama. De todas formas yo creo que en la felicidad existe un drama distinto. Conforme voy entrando en la edad adulta, porque tengo ya casi treinta años, los dramas son otros. Ya no tanto el amor caprichoso sino pagar el piso cada mes. Es una nueva manera de vivir que te permite que incluso en la felicidad encuentres el motivo para escribir sobre cosas que te afligen. Me quedo con la felicidad, que la tristeza ya vendrá sola (Risas).
P.- ¿Y cómo llevas la composición de canciones nuevas? “La pareja tóxica” tiene ya más de un año, ¿tienes planes de grabar algo nuevo a corto plazo?
R.- Mi intención es seguir hasta después de verano con las presentaciones de “La pareja tóxica”. Sí que voy teniendo temas nuevos, de hecho ya me está entrando el gusanillo de coger a la banda y ponernos a tocarlos. Pero sin prisas. Creo que el disco nuevo va a recoger mucho del espíritu de este disco, sobre todo la parte más cañera. Lo que tengo es mucho menos triste, pero mantiene la intensidad de “La pareja tóxica”. Pero todavía queda, no tengo ninguna prisa. Me gustaría tenerlo para dentro de un año, por ejemplo. Esa sería una fecha buena.
P.- Bueno, aunque no hay a la vista novedades discográficas tuyas propiamente dichas, se acaban de editar varios discos en los que has colaborado: Fabián, Sr. Chinarro y Quique González.
R.- Sí, y hay otro más.
P.- Cierto, Miss Caffeina, que hace una canción tuya.
R.- Sí, y también colaboro. Hacen “Luciérnaga” y de hecho estoy en la canción, pero en un plano más secundario, apenas se nota. La verdad es que es un lujo para mí. Soy amiga de Fabián desde hace muchos años, siempre hablábamos de colaborar y por fin ha podido ser. Con Quique González existe una admiración mutua desde hace muchísimo tiempo que se convirtió en amistad, y para mí es un honor, de las cosas más bonitas que me ha dado el mundo de la música. Él quería que me fuera allí (NdR: a Nashville, lugar en el que grabó el disco), pero lógicamente era muy complicado por temas de presupuesto, así que lo grabé desde España en el estudio de Leiva. Fue muy bien, muy sencillo, muy rápido. Él quería que mi voz estuviese en esos lugares. La canción que me pasó es preciosa, es mi favorita del disco. Un lujazo. Y con Sr. Chinarro fue muy divertido. Me escribió por Facebook y me dijo: “Vente a poner tu voz a las coplas” (Risas). Así, tal cual. Así que me fui a Matadero (NdR: el estudio en el que se grabó el disco), escuchamos las canciones, vimos lo que podía hacer, me saqué unos arreglitos y allí quedaron. Me gusta mucho Sr. Chinarro, de hecho hago una versión de “El gran poder”, él me conoció a raíz de esa versión. Genial. Bueno, y Miss Caffeina son amigos. Sergio Sastre, que toca en Miss Caffeina es mi guitarrista, compone conmigo. Más que una colaboración es algo natural, somos como familia.
P.- ¿Y cómo va la gira? A Pamplona vienes en acústico. ¿Es el formato en el que estás trabajando ahora, o sueles ir con banda?
R.- No, ahora estoy haciendo acústicos, que para mí es lo natural. La primera parte de la gira la hago con banda, con un sonido mucho más cercano al disco. Si sale algún festival también lo hacemos. El año pasado hice también varios conciertos en trío, con guitarra, bajo y yo a la guitarra y percusión. Es bastante distinto, de hecho no es un acústico, es bastante cañero. Y ahora voy sola, guitarra y voz, que también tiene otras peculiaridades. Es más natural, hay más improvisación, comunicación con el público…
P.- Sí, ahora hay muchos artistas que recurren al formato acústico, en principio por la crisis, para ajustar presupuestos…
R.- Por necesidad total…
P.- Sí, pero también creo que se puede hacer de esa necesidad virtud, y salen cosas muy interesantes. Es una oportunidad muy buena para escuchar las canciones de otra forma, con más cercanía.
R.- Claro. A mí me gusta mucho. De hecho yo empecé así; era la única manera que tenía de tocar, coger la guitarra y salir. Después de un tiempo tocando con la banda es muy agradecido volver al acústico porque las canciones suenan de otra manera, como tú dices es más cercano y tienes que currártelo de otra manera, tienes que estar llamando la atención del público durante hora y media, y eso te obliga a esforzarte y a buscar algo original y distinto. Es un reto, y a mí me encantan los retos.